Saturday, September 13, 2008

PALOMITA BLANCA "CRECE PALOMITA, VIDALITA SACALE LOS OJOS"


Después, pasó como una semana y ya estábamos en octubre, casi a fines y habían concentraciones y rumores y discursos y bombas, y la gente seguía tan nerviosa como antes de la elección y mi mamá llegaba cada dos días a puro crearnos problemas y asustar a mi madrina, que nos iban a quitar la casa, porque los pobres tenían más derecho que nosotros, como si no fuéramos más pobres nosotros...


Y Juan Carlos no aparecía.
Yo comencé a desesperarme, la pura, nunca me había pasado algo así andaba mal, me ponía a llorar en el colegio, dos veces, una vez que la señorita de Castellano me sacó a la pizarra me puse a llorar y entre la señorita y la Mirta tuvieron que llevarme a la Inspectoría y darme agua con azúcar y de allí me mandaron a la casa.

El doce de Octubre nos dieron feriado como siempre y también el trece y esa tarde volvió a aparecer Juan Carlos.
Él no sabía que yo fui al "Copelia" y a "Las Terrazas" y me encontré con la Mónica y otras chiquillas y a pesar de que yo me suponía que me miraban en menos, por lo del Liceo en Recoleta y por la ropa y por otras cosas, se portaron lo más dije conmigo.
- ¿Andai buscando al Juan Carlos? - me dijeron.
- Sí.
- Anda harto raro. Todos esos de Silo son así.
- ¿Supiste que casi nos pega, el otro día?
- ¡Por mí, tu Juan Carlos se puede ir a la mierda!- gritó la Pilola...
¡Ese necesita un siquiatra!- agregó.
- Está enfermo.
- ¿Que hizo? - pregunté suavemente.
- Nos comenzó a gritar, aquí, en pleno Providencia, a las doce del día, ¿te das cuentas?
¡Muy Juan Carlos Eguirreizaga Montt será, hijita, pero a mí no me la hace!
¡Qué se ha imaginado!
- Nos dijo que éramos unas putas... Así... ¿cómo lo vai hallando?
- Nos gritó a todas - añadió la Mónica - y después se agarró a puñetes con "El Gato" y dijo que todos éramos unos podridos...
- Está loquito tu Juan Carlos...
- Eso le pasa por meterse con cumas...
- Sí no es naa eso, oh ... ¡Dejen a la negra tranquila!
- ¿Y qué es, entonces?
- ¡Silo!
¡Y la política!
- ¿Dónde está?
- No sé... No lo hemos visto... De repente, aparece.
- ¿No estará al otro lado, al frente?
- Si querís, anda a verlo tú... Nosotras terminamos con tu Juan Carlos.
- Pero...
-¡Se acabó! ¿Entendís?
Ese chiquillo es más huevón de lo que tú crees...
¿Entendís, negra? ¿Cachai? ¡Escorpión puro!

Fui como tres veces a buscarlo, pero nada.
Todos me hablaron mal de él.
Que gritaba, que le había pegado a no sé quién, a la salida del "Oriente", que había chocado en Américo Vespucio, que estaba inaguantable.
Y yo me empecé a preguntar si no era todo culpa mía, si yo no tenía toda la culpa de lo que le estaba pasando.
Porque esa noche en "Las Brujas" cuando comenzó a llorar y estábamos desnudos, y acabábamos de hacer el amor por primera vez, que a él le costó más hacerlo, que decía que no sabía cómo, que le ayudara y yo le ayudé porque estaba nervioso, lo fui tranquilizando, y la primera vez le costó mucho, pero después, cuando volvió de nuevo y yo lloraba de alegría, aunque no gocé pero estaba tan feliz, que hasta me olvidé de todo, a pesar de que la Telma que tiene más experiencia, y que sabía todo lo mío, porque se supo en toda la población cuando me llevaron a la Posta y una vecina denunció a don Beno, y hasta en los diarios llegó a salir, la Telma me dijo que lo único que no me olvidara de hacer era la comedia que ella cada vez que salía con un joven le hacía la comedia y el joven quedaba seguro de que ella era virgen y él, el primero de todos, y me explicó todo, pero igual se me olvidó y después, cuando Juan Carlos estuvo un buen rato llorando, sin hablarme, y yo le preguntaba que qué tenía, le decía, mijito lindo, amorcito, ¿qué tienes, qué te pasa? Mijito, pero él comenzó a vestirse y sin mirarme, era más el Juan Carlos, salió de la pieza y se fue.
Y yo me quedé que no podía creerlo, me dije primero, seguro que va a ir a buscar el gin con gin, que le había pedido cuando recién entramos, yo le dije, primero nos tomamos un gin con gin, ¿quieres? y él tocó el timbre, pero, seguro con la lluvia, no vino nadie, y ahora, cuando salió.
Lo esperé un buen rato, y seguía lloviendo, podía oír la lluvia y me dije seguro que ha ido a arreglar la cuenta, o a algo, a llamar por teléfono, y cuando me convencí, que ya eran como las tres de la mañana, me vestí lo más rápido que pude y tenía más miedo y de nuevo andaba sin plata, apenas con dos escudos que no me alcanzaban para nada, y salí y ya no llovía tanto, por suerte, y me fui al camino y me puse a caminar hacia abajo que salían los perros y todo, y en esto pasó un auto y me llevaron, aunque, tenía más miedo, y adentro iban como cuatro jóvenes que se reían y me pellizcaban y me preguntaron si no quería irme con ellos, y me dijeron que cuánto pedía, y yo entonces, me puse a llorar, y uno que era más caballero, les dijo que mejor me dejaban tranquila, que no veían que a mi me había pasado una mano, y me preguntaron que a dónde vivía y me fueron a dejar a la casa, y yo no paré de llorar hasta el día siguiente, en que me hice una agüita de toronjil.

Ese día trece de Octubre, que apareció de nuevo Juan Carlos, yo creía que no lo iba a ver más y venía del almacén con unas compras y ahí estaba, en el autito, que tenía un vidrio roto y un tapabarros todo abollado, y me dijo que me iba a esperar porque tenía que hablar conmigo, me dijo.
Y nos fuimos por la Panamericana a todo full hasta cerca de Til-Til, llegamos y estaba más enojado, porque ni la radio quiso poner.
- ¿Quién fue? – me preguntó.
- ¿Quién fue? - repetí.
- ¡Sí, no te hagai la de las chacras cabrita!
¿Quién fue? ¿Creis que me hacís huevón a mí?
- Juan Carlos ... ¡No! ¡Por favor!
- ¿Con quién te acostastes antes? ¿Con cuántos?
Gritaba. Comenzó a golpear los vidrios.
- ¡No! ¡No!
- ¡Puta! ¡Seguro que lo hicistes con todos los del grupo, antes!
¡Con razón te decían "la negra cachera"! ¡Con razón!
¡Y yo, el idiota! ¿Entendís? ¡El idiota!
¡Habla que habla de la pureza de...! ¿Cachai?
Comenzó a llorar.
- Yo que pensé, pensé que eras... o sea... distinta...
¡María!
Yo, o sea... pensé...
¿Cómo has podido hacerme eso?,
¿Cómo?
- Juan Carlos...
- ¿Quién fue? ¡Dímelo!
¡Quiero saberlo!
¡Por lo menos, dímelo!
- No, Juan Carlos... ¡Déjame!
- ¿Lo conozco? ¿Es del grupo?
¡Cómo se estarán riendo esos huevones!
- ¡Por favor! ¡Vámonos!

Y vino al día siguiente y de nuevo la misma cosa, me interrogaba, me hacía sufrir y sufría él, andaba siempre como que había fumado mucho y tenía olor a marihuana, que aprendí a reconocerlo, íbamos a dar una vuelta por Conchalí, por Recoleta y me seguía, dale que dale, que quién había sido, que cuándo, que cuántas veces, que yo era una puta, que me odiaba, ¡te odio! me decía, y me decía que él me iba a matar, que él, que me había querido, pero que ya no, que ahora me iba a matar, que yo era una podrida igual que la mamá, me decía, y me iba a dejar a la casa, y yo me ponía a llorar y ya no comía y me enfermé, caí enferma, y estuve como dos días con fiebre y gritaba el nombre de él, parece, porque mi madrina me contó, y después, cuando me levanté, de nuevo estaba allí, y había ido todos los días me dijo, que me estaba vigilando, que me iba a seguir a todas partes, me dijo, que andaba con un revólver y me lo mostró, y que cuando lo encontrara lo iba a matar y después me iba a matar a mí, por puta, y yo sufría tanto, me estaba muriendo, y le dije que no me hiciera sufrir más, y él me dijo que no me molestaría más, que lo único que quería saber era quién había sido, que cómo podía ser yo tan mala con él, que él me había querido, que él, que era cierto, que él nunca había tocado una mujer antes, sí, Juan Carlos, sí, te creo, ¡te creo, amor mío! ¡Mijito!
¡No me digas mijito, negra cuma!
¡Puta de mierda!, me gritaba y sacaba el revólver, y yo le dije un día que me matara, estábamos en el Parque Forestal y de nuevo me estaba preguntado y yo le dije, ¡mátame, Juan Carlos!
¡Por favor, mátame!
¡No puedo más!
Y él me dijo que no, que primero iba a matar al otro, y yo le dije, ¿qué no ves que me estas matando, de todos modos?
¡Por favor!
Pero, dime, ¿qué te cuesta?
¿por qué no me lo dices?
¿Quién se acostó antes, contigo?
¿Tuvo que ser alguien, no es cierto?
No eres virgen...
¿O crees que no me di cuenta?
¡No eres! ¡No eres!
¡Eres una puta!
¡Una negra cachera!
¡Eso eres!


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